viernes, 9 de enero de 2009

Como en la vida...

He descubierto que en el tango, como en las relaciones de pareja, si las mujeres queremos que un hombre haga algo, de nada sirven las miradas mudas, los empujoncitos en las rodillas o adelantarnos a su paso para forzar alguna evolución. Todo esto no va a resultar en nada. Si quiero que mi pareja de baile haga algo determinado, tengo que DECÍRSELO. Lo mismo que en la vida, ¿no?